Sygnus (El Cisne) representa la transformación que se origina en los desafíos que enfrentamos en nuestra vida cotidiana y, la reflexión interna para considerar nuestras vivencias, expectativas y competencias que nos permitan resurgir como seres apropiados de nuestra esencia.



martes, 28 de agosto de 2012

El ritmo de la vida


por: Ana Martha Campos Alfaro



“Pero esa red que hilan los buenos maestros ramifica, se extiende mucho más allá de ellos mismos. El eco de sus palabras se repite, y se multiplica casi hasta el infinito...” L. Riba

Hoy se sabe que desde el momento de la concepción muchos factores pueden influir en la personalidad, desde antes de nuestro nacimiento ya estábamos aprendiendo y el momento del alumbramiento está lleno de magia y peligros, un traspié en esta danza de la naturaleza puede marcar el resto de la vida. En el vientre de la madre se desarrollan los sentidos, los movimientos y las emociones, pero con el nacimiento se hace necesario aprender a reconocer el propio cuerpo, dibujar una línea imaginaria que delimite hasta donde llega la madre y el comienzo del mí mismo.
 El aprendizaje es un largo camino que en algunos trechos recorremos en compañía, pero la mayor parte del tiempo sin ella y con un saco al hombro cargado de dotación genética y ofertas ambientales. Un camino que no acaba hasta que se apague la llama divina y que todavía está en discusión cuando comienza.
 “La mente humana se abre al mundo. La apertura al mundo se revela por la curiosidad, la interrogación, la exploración, la búsqueda, la pasión de conocer. Se manifiesta en el modo estético por emoción, sensibilidad, fascinación ante las salidas y las puestas de sol, la luna nocturna, el rompimiento de las olas, las nubes, las montañas, los abismos, los ornatos animales, el canto de los pájaros y estas emociones vivas llevarán a cantar, dibujar, pintar.” (Morin, 2003, p. 45)
 Esta mente abierta al mundo de la que nos habla Morin debería ser parte importante del aprendizaje y es desde la Psicopedagogía que pretendo hacer un acercamiento a esta propulsión vital. Este autor nos recuerda también que la mente no es lo mismo que el cerebro; este último es un órgano que traduce los estímulos sensoriales en construcciones y reconstrucciones del conocimiento. Pero la mente es un macrosistema que organiza, controla, verifica, adecua y crea el pensamiento. Sin embargo muchas veces se olvida que cada individuo hila sus pensamientos con el hilo de su preferencia y esto le da color al mundo.
 Para Karl Pibram (citado por Wilber, 2008) el cerebro emplea un proceso holográfico y sus estructuras ven, oyen, gustan, huelen y sienten por medio de un sofisticado análisis matemático de las frecuencias temporales y espaciales. Este es un dato importante para la psicopedagogía, porque según este mismo autor el entendimiento más profundo de este órgano como analizador complejo de frecuencias genera más respeto por las diferencias individuales en el estilo de aprendizaje y promueve métodos de enseñanza armónicos.
 Por su parte, la psicopedagogía procura estudiar la conducta humana en situaciones socioeducativas. Pretende potenciar al máximo la capacidad de aprendizaje de niños, adolescentes y adultos, tomando en cuenta sus particularidades, talentos y necesidades educativas especiales. Desde este enfoque se trabaja con los individuos en una multiplicidad de contextos: escuela, hogar, colectividad, recreación y trabajo. Según Morin: “Todo individuo es uno, singular, irreductible. Y sin embargo, al mismo tiempo es doble, plural, innumerable y diverso” (2003, p.91). Entonces soy yo, mujer, hombre, amiga, amante, compañera, aprendiz y mis padres, mi grupo, mis amigos, hermanos, abuelos, hijos, vecinos, todas las voces una y un mosaico de aprendizajes. Es la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad de la que nos habla Wilber (2008).
 Se aprende lo que se vive y podría ser con estrategias psicopedagógicas que son acciones que toman en cuenta al individuo como un ser integral, que forma parte del medio, con una historia de vida, miembro de diversos grupos. Que respetan el estilo de aprendizaje de cada quien, tomando en cuenta las inteligencias múltiples y promoviendo el aprendizaje significativo. Que reconocen que cada persona tiene su propio desarrollo cognoscitivo, psicomotriz y socioafectivo, que puede ser potenciado.
 En este sentido la psicopedagogía se apega a lo que afirma Jung (citado por Peat, 2003) cada persona es el resultado del equilibrio entre polaridades como el sentimiento y el pensamiento o la intuición y la sensación. Una de las características de la Escuela, como aparato ideológico, es que deja de lado el sentimiento para priorizar el pensamiento y en algunos raros casos le da valor a la sensación para obviar la intuición, haciendo imposible el equilibrio ideal entre polaridades. Una muestra de sensatez que le haría bien al planeta podría ser la práctica diaria del equilibrio entre el ser y el tener, camino difícil en este mundo de contrastes.
 Tal vez la principal falla de un sistema educativo sea el no comprender que somos un todo y que como dice David Bohm el mundo que percibimos con los sentidos es el orden explícito y la existencia interior es el orden implícito. En muchas ocasiones el educador se aleja tanto del entorno del estudiante que difícilmente puede vincularse a su interior, porque uno no está lejos del otro, pero en la mayoría de los casos se nos hace creer que así es. La producción personal solo se da cuando se promueve la concordia, entre ambas existencias. El joven profesional, el pequeño estudiante o el adulto próximo a pensionarse requieren conocerse y reconocer su ambiente; esto implica una inteligencia espiritual y una indagación permanente y creativa; es un tipo de conciencia de flujo universal.
 Desde finales de siglo XIX María Montessori plantea su filosofía y con su conocido libro La mente absorbente del niño, explica que el verdadero objeto de la educación debe ser desarrollar las potencialidades humanas. En mi opinión ya desde entonces Montessori hablaba de las ciencias de la vida. Donde las conexiones con el entorno son vitales, pues el niño debe conocerlo, aprehenderlo, respetarlo de forma sana y positiva. Su filosofía comprende la importancia de los sentidos, la espiritualidad y la sensibilidad estética. Lo mismo sucede con otras pedagogías como Waldorf, de Rudolf Steiner, que promueven la autoeducación, comprende que el ser humano es un todo: cuerpo, alma y espíritu. Una de las escuelas Waldorf, de nuestro país se ubica en una finca y en este lugar los niños aprenden a amar la naturaleza porque es parte de su vida, se le da valor a su mundo mágico, cada aprendizaje es significativo porque lo vivieron, aprenden con la cabeza, el corazón y las manos.
 Se hace necesario comprender que muchas de las dificultades que encuentran las personas hoy en día se deben a su analfabetismo emocional y ecológico. Según Capra: “Éstos son pues algunos de los principios básicos de la ecología: interdependencia, reciclaje, asociación, flexibilidad, diversidad y, como consecuencia de todos ellos, sostenibilidad. A medida que nuestro siglo se acerca a su fin y nos aproximamos al principio de un nuevo milenio, la supervivencia de la humanidad dependerá de nuestra alfabetización ecológica, de nuestra capacidad de comprender estos principios de ecología y vivir en consecuencia.” (1998, p.314). Igual sucede con la educación emocional que motiva el respeto a la diversidad, la empatía, la tolerancia, el aprender a fluir con el fin de lograr una genuina calidad de vida.
             La psicopedagogía debe promover precisamente esta calidad de vida, buscar la autorrealización y abordar la alfabetización (emocional y ecológica). En ocasiones es necesaria la orientación psicopedagógica, como un acompañamiento para el aprendiz en las situaciones educativas, que como he dicho son muchas y muy variadas a lo largo de la vida; o con el fin de ahondar en los motivos que inhiben su aprendizaje. Algunas de las situaciones y los motivos más comunes se relacionan con las necesidades educativas especiales, que todos tenemos, mayores o menores, en forma temporal o permanente, pero que algunos se empeñan en subrayar. Al respecto Capra (1998, p.315). hace un análisis de los seis criterios fundamentales de Bateson para el proceso mental que deseo retomar:

1.     Una mente es un agregado de partes o componentes interactuantes.
La mente es poderosa, funciona como una red ilimitada, genera miles de conexiones con el entorno y con los otros. Del educador (padre, maestro, otro niño) podría depender la calidad de dichas conexiones. Una persona con discapacidad podría requerir de una amplia gama de apoyos para establecer redes productivas.

2.     La interacción entre las partes de la mente es desencadenada por la diferencia.
Todos somos diferentes y no por eso menos valiosos, es la diversidad la que nos enriquece. Además el trabajo en equipo es precisamente productivo porque cada miembro tiene algo diferente que ofrecer.

 3.     El proceso mental requiere energía colateral.
No es que no se pueda aprender sin ayuda pero un empujón hace bien, un medio estimulante o una adecuación de acceso mejoran el avance educacional, ejemplo de esto puede ser un ambiente letrado que ayuda a la lectoescritura, un padre que gusta de los deportes y su hijo se convierte en gimnasta.
 
4.     El proceso mental requiere cadenas circulares (o más complejas) de determinación.
 En todas las historia de vida siempre hay experiencias desencadenantes. Depende de la madurez emocional aprender de ellas y convertirlas en situaciones de provecho. Creo firmemente que el más inteligente es el que está decidido a encontrar soluciones y no se da por vencido fácilmente.

 5.     En el proceso mental, los efectos de la diferencia deben ser vistos como transformaciones (es decir, versiones codificadas) de sucesos que los han precedido.

Siempre me ha llamado la atención que entre más crece el ser humano más encuentra las diferencias. Una persona con necesidades educativas especiales es diferente y no debe provocar miedo aceptarlo, porque todos tenemos necesidades especiales. En palabras de Masaru Emoto cada individuo vibra en una frecuencia única  y cada uno de nosotros posee habilidades sensoriales para reconocer las vibraciones de los demás.

6. La descripción y clasificación de estos procesos de transformación revelan una jerarquía de prototipos lógicos inmanentes en los fenómenos.

Este punto se refiere a la metacognición, la capacidad que tenemos para pensar y luego repensar lo pensado. En este sentido tiene gran importancia el autoconocimiento. Es necesario conocerse a uno mismo para saber de lo que es capaz.

Para finalizar me parece necesario retomar las palabras de Masaru Emoto: “La vibración de las palabras amables tiene un efecto positivo en nuestro mundo, mientras la de las palabras imperativas un poder destructivo”, si una persona nace y crece oyendo lo talentoso que es seguramente lo será, si desde el principio se siembra el amor por el aprendizaje, crecerá fuerte y firme; si el grupo familiar es empático y respetuoso con el entorno, este lo será con ellos. La atención a los intereses y necesidades de los miembros del grupo es básica y le permitirá abrirse a una multiplicidad de significados.

La escuela es un lugar donde uno aprende sobre la totalidad de la vida. Si bien la excelencia académica es absolutamente necesaria, una escuela implica mucho más: es un lugar donde maestro y alumno exploran juntos no sólo el mundo exterior que les rodea, el mundo del conocimiento sino también su propio pensamiento y conducta.
J. Krishnamurti

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